martes, 17 de septiembre de 2019

Elegía II

                                                                       



A ella la alimentan con químicos mientras se retuerce sobre la cama pidiendo ayuda. Otras veces está muerta en vida como una estatua de carne que solo consigue mover los ojos. Las paredes blancas de la sala están muy lejos de ser puras y santas, tampoco es tan real el paisaje que se dibuja más allá de la ventana. Solo existe el vacío que la va acercando de a poco a otra mañana. Cuando las sábanas le queman la piel un color ceniciento transforma su belleza en un recuerdo lejano. El sufre al verla. Ella no tiene lugar para agujas en los brazos, la morfina la lleva hasta el delirio y la trae de los pelos a la vida como una jauría. Entonces ella alucina y su voz se transforma en jeroglíficos, en colores de agua. Sacame de este turquesa. Sacame esto podrido y reventalo contra la pared, le dice esperando que el pueda entenderla y consiga encontrarle una salida. El llora y cae en la cuenta de que muchas veces se habla de dolor y de coraje simplemente porqué esas palabras llegan a la boca. Ella implora, balbucea y convulsiona cuando la enfermera aumenta la dosis. Un flash le azota el cerebro hasta dejarla consciente solo por veinte segundos. Veinte segundos fatales, asesinos en los que ella lo mira y al encontrarse con sus ojos lo destroza. Ahí, cuando de verdad es ella, le dispara sin piedad confesándole: Ya no quiero vivir así. El la acaricia, la toma de la mano, intenta tranquilizarla para que pueda respirar y acercarse un poco más a su alma. Pero hace la misma estupidez que todos ¿a quien diablos se le ocurre llevar metáforas a un entierro? Ahora cuando todo se acerca al fin, el solo desea creer en otras maneras de nacer, en otras vidas. Ella, que siempre regalo luz, huele a muerte y traga remedios sangrando ocres llenos de dolor. El piensa en sus hijos, piensa en arrancarle el respirador, los cables y desviarla de la carretera hasta hacerla volcar, para que deje de vivir su muerte y el matar un poco de la suya.


fino.






Agosto 2019.

Del libro: El Gen de la Bestia.

1 comentario:

  1. Fino, leerte es meterme en un túnel donde todo se vuelve oscuro, pero a la vez donde hay de repente destellos de tal belleza que me dejan deslumbrada.
    Pocas personas logran escribir bien y a la vez dejarse un cacho de alma y empatizar con el lector. Vos lo lográs.
    Tus textos atrapan, sin más. (Por lo menos a mi)
    Un abrazo!

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