Es en medio de la cabeza, justo en el medio, en el punto exacto donde convergen frontal, nuca y parietales. Justo en el centro. Ahí. Ella vive y está encerrada ahí. Ese puto bicho que todos llaman mosca. Apuntan a ese insecto por molesto, por jodido y sucio. Yo no lo sé, tampoco lo creo, solo sé que está ahí. Hay veces, muy pocas, que se desplaza hasta la punta de la crisma, otras hasta la base del cráneo. Y jode y molesta y mantiene el dominio de la situación. De nada sirve conversar o distraerse con música o esperar la caída del sol. Lo más efectivo para intentar conseguir algo de calma son los ruidos, los estímulos casuales, los no planeados, los no pensados. Ahí ella baja la guardia por medio minuto, pero está claro que solo es para tomar impulso. Ella lo mastica todo, lo corroe todo, es insana, insistente, demandante. Quizás nunca lleguemos a extirparla para hacerla arder en el infierno, pero bueno sería, por lo menos, atenuar en algo su asedio. Si nos da ese margen podríamos respirar más tranquilos, podríamos aflojar y dejarnos llevar por las pocas ideas vivas que tengamos dentro de la fortaleza de huesos que cargamos sobre los hombros. Si es que ese maldito depredador deja algo para rescatar, algo que no esté totalmente podrido. Que placer sería dormir y no sentir ese zumbido molesto sin que sea necesario atiborrarse de pastillas, de vino o cualquier otra droga más nociva aún, tener algo que nos permita mutearla durante algunas horas. Y no importa si en ese paréntesis no sentimos nada o no somos capaces de distinguir cielo o infierno. Todo queda opacado por ese aleteo negro, sórdido, mecánico, de esa corona-tornillo incrustada a pura fuerza circular.
Hay gente que puede desactivar esa sensación maquiavélica que abruma y descontrola, ellos robaron sin escrúpulos la receta de algún libro non-santo.
Pero nosotros, los simples mortales, cargamos con la cruz y el pecado. Necesitamos abrir la puerta y dejarla salir, apagar, calmar la migraña, el tormento y los dolores que nacen en el centro de la cabeza, en el estomago, en el pecho, en los ojos. Es necesario paz, un poco de calma, pues ese tormento-espía continúa ahí, justo en el medio. Algunos dicen que se mete por los ojos, otros por los oídos hasta llegar al submundo interno, al propio.
Le dicen la mosca, por el zumbido, por lo molesta y sucia.Yo creo que se llama conciencia.
fino. Collage: Lily Gar.
Música: Natural - Claudio Taddei.
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