Las vísceras entre los dedos intentando no cayeran. El líquido viscoso chorreando rumbo al suelo. No le dolió la navajada, ni la salinidad del filo. Le dolió esa mirada y la mueca agresiva en su boca. Se le cerraron los ojos. Sintió fuego en las manos y una caricia que nunca más sería tal. Sintió la tristeza de la neblina sobre los castillos medievales, la de los bosques y las brujas. Apretó bajo los párpados un poema de mil palabras y el vuelo de un suspiro profundo. Abrió otra puerta.
Para el Conde.
fino. Pintura: Claudio Taddei.
Música: Estou Pronto - Paulo Miklos.
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