Me llamaron porque no podían
sacarle una palabra. Al cruzarme con “El Oso” en la puerta de la sala me dijo: Morales,
a ver si vos tenés más suerte, pero
andá suave, no te pases. Es que todos lo saben, me gusta el olor
a carne chamuscada y los chispazos azules del corto-circuito. Que puedo hacer
si
eso me hace sentir que soy
importante. Es como que dejo mi cuerpo, entro en éxtasis y puedo gobernar el
planeta en el encierro sofocante de estas cuatro paredes. Debo decir que es
delicioso, que nada se compara a ese idioma incomprensible que les sale de la
boca cuando la lengua choca contra el trapo apretado con los dientes. Acá me
siento en la cima, la cara se me ilumina y puedo ver todo con tal claridad que
sería capaz de dictarle a un escribiente mi Biblia y mi credo. Adoro el aleteo
inútil y violento de los brazos descarnados cuando los desgraciados quedan como
pollos sin cabeza bailando en círculos intentando eludir el momento siguiente.
Que puedo hacer si soy un genio apretando alambres contra las muñecas
desolladas, en golpear entre las costillas y el hígado sin dejar moretones. Eso
si que duele y hace que se desmoronen por la montaña de la voluntad. Soy un
experto. Por eso me eligieron, por eso me temen, porque soy poderoso. Después de
todo no me importa si los de arriba tienen más estrellas en el traje, ellos
están para hacer las preguntitas, sin embargo acá el que manda soy yo. Me
tratan de loco, pero saben que en este infierno yo soy dios, puedo redimir a
propios y extraños de todos los pecados. La puta madre este ya dejo de
patalear, los coágulos de sangre se le escapan por la mordaza y los ojos le
quedaron en blanco. Se volvió carne muerta, gajes del oficio. Yo lo dejo acá y
que ellos hagan lo de siempre. Hoy tengo que llegar a casa temprano, la familia
espera, estamos de fiesta. Es el cumpleaños de mi mujer, le voy a dar el regalo
que compré y un lindo ramo de rosas. Seguro que ella al besarme me dirá como
siempre: Mi flaco divino, sos un santo, hace rato que te ganaste el cielo.
" Para recordar sobre qué estamos parados,
¡nunca más!."
fino.
Junio
2019
Del libro: El Gen de la Bestia. Ilustraciòn : Diego Soria.
Madre mía.
ResponderEliminarQué decirte?
Un horroroso viaje a mi adolescencia.
Sin ambages, sin anestesias literarias. Pura bestialidad.
Belleza a pesar del horror tu estupendo texto.
Siempre tan generosa..Una vez más Gracias...abrazo desde el corazón. Y que nunca se repitan estas historias.
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