jueves, 10 de diciembre de 2020

Hoteles.

                                            


              

Tu cadera sobre sábanas revueltas,

dormís con collares y tatuajes

sobre los despojos del amor.

Las copas caídas

los envases vacíos

los sudores secos

rotos

quedaron amontonados en el colchón.

Desde la silla

                 (mi trono a tus pies)

te miro dormir

y acuno tus sueños

mientras una vieja melodía

va descorazonándome.

Busco el plano adecuado

por todos lados

por cada rincón,

tu amor es un incendio

que devora puertos

tardes, paredes y silencios.

Ahora solo tengo distancias

que necesito enterrar.

Tengo el ojo inquisidor

y el alma enferma,

mi cabeza quiere y no puede

todo se esfuma

todo se va borrando

hasta desaparecer

apretado en el puño del tiempo.

Será?

 Somos extraños?

Queda poco espacio

y no basta con llevar flores,

con hacer visible el deseo.

Lo que mata es la rutina

no basta con sacarle lustre

a los zapatos gastados.

 

 

fino.

 

 

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