Te dejé atrás. No por ir rápido ni por que vos fueras más lento.
Te dejé atrás para poder verte desde más lejos. Siempre desde lejos. Vos que amas la velocidad, las curvas cerradas y peligrosas, la luz, la soledad. Esa que sobraba en los abrazos en que nos fundimos y que luego perdimos, esa donde quedaron los aromas y los vestigios del amor. Siempre saliste corriendo, amagándome en las sombras, inventando caminos y lugares a dónde yo no pudiese llegar. Donde no pudiese llegarte. Solo algunas veces me dejabas desvestirte, solo algunas veces me enseñabas a jugar y sobre mesas de casas abandonadas inventaste la melodía más difícil de cantar. Donde yo no podía llegar. Y me dejabas atrás, y me dejabas hablar. Ahora solo sé tu nombre, no sé de tus ojos ni tu cuerpo, no sé tus cicatrices, tus piernas, no sé del sabor de tu boca ni las marcas que dejan tus dientes. Siempre serás como una ráfaga de viento tibio, como cuadros quemados por el tiempo que dibujaron en mi carne alguna caricia oxidada.
Te dejé atrás para poder verte y oír tus cadenas.
El reloj no se detiene, las agujas marcan ranuras en el tiempo, en las ilusiones que no llegó a congelar el invierno, cualquiera de los treinta y cinco inviernos. Mis pies desnudos desandan huellas, mientras tus dedos largos sostienen un cigarro que carga de humo tu habitación vacía, y en un baile lento y secreto me juras en ausencia el amor eterno que nunca me volverás a dar. Porque estás atrás, a los lados y adelante, porque estás a mil kilómetros más lejos y más cerca que antes. Vivimos en una sola eternidad, gomosa, tardía, paladeamos un vino frío del que no se puede beber sin sed.
Seguimos orbitando en dos sistemas solares transversales, y somos los únicos testigos de que siempre fue así. Quizás por necios o por idiotas dejamos todo en manos del destino y como la bruma en los bosques nos tragamos el camino.
Nos dejamos atrás.
fino. Collage- Lily Gar.
Música: La hija del Fletero- Rendonditos de Ricota
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