miércoles, 28 de octubre de 2020

MandrágoraLuna

                                     
                                         



Ante el tedio

asoma una brisa rebelde

desde la profundidad,

es refugio, sinfonía y caricia.

Ante el tedio

el movimiento

la ráfaga calma de la lapicera.

Ante el tedio

el ruido de las cañerías

la lengua, la sangre

y el vidrio pintándose de rojo.

 

Estás sentada en un rincón del baño

clamando por un dios,

esperando que el ciego tedio insatisfecho

muera como la fiebre.

Y sos tan hermosa

colgando en el azul

con un lucero a un lado de tu boca.

 

Ante el tedio

un halo te agiganta

brindándote como agua fresca.

Y sos tan hermosa

en la profundidad de la noche,

noche de hambrientos

de sedientos y desposeídos.

Sos tan hermosa...

y cantás para mi.

 

 

fino.

 

Octubre 2020

 

 

miércoles, 7 de octubre de 2020

El Gen de la Bestia... a la venta también en el exterior... felicidad total.

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 fino38@montevideo.com.uy



 



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martes, 6 de octubre de 2020

Como cada martes

                                                          



Al entrar a la sala totalmente pintada de blanco, Claudia vio a Mario sentado sobre la cama mirando la profundidad del piso cuadriculado.

-Sr. su medicina, debe tomarla –dijo Claudia.

-¡No, no otra vez. No! –protestó Mario.

Claudia dejó la bandeja que contenía la jeringa cargada con un líquido rojo fluorescente sobre la mesa de luz. Una brisa fresca se colaba por el ventanal plagado de rejas.

-Sr. Mario debe tomar su medicina, le hará bien –dijo Claudia mientras acariciaba la cabeza inmóvil del hombre.

Mario, con los ojos vidriosos por el llanto y la impotencia, ya no quería, ya no podía discutir. Claudia tomó la jeringa, un algodón empapado en alcohol y buscando la zona más conveniente del brazo derecho de Mario, le inyectó sin prisa el líquido viscoso.

-¿Se siente mejor señor? –pregunto por formalidad.

Mario entrando en éxtasis, se fue recostando en la cama, mientras la potencia de la droga lo sacaba lentamente de su último instante de lucidez. Alcanzo a decir:

-Me siento morir, como en tu visita del último martes. Y comenzó a caer en la fantasmal alucinación del rostro causante de su insania.

-Inés –dijo él con ternura.

-No soy Inés, señor –replicó ella al tiempo que se arrancaba la túnica y reía a carcajadas.

 

 

fino.

Octubre 2020.