martes, 5 de diciembre de 2023

Perdidos.


                                             


Génesis,

bajo una luz gastada

bajo una flor reseca

bajo las raíces

 en las entrañas de la tierra.

Génesis,

sobre los hombros de un gigante

en las banderas

 en los agujeros de la tormenta.

Génesis,

intentando cambiar la forma

el estilo olvidado y las palabras,

ver a través de otro cristal

para seguir buscándote

 mientras lloro por tu alma perdida.

   Génesis,    

sobre la alfombra mágica

de tu boca seductora

y en tus ojos inmensos.

Génesis,

¿Como puedo parar esta lluvia?

 

 fino.

 Collage : Lily Gar

  Música : Love of my Life - Queen.

lunes, 20 de noviembre de 2023

A Destiempo.

                                                                 


                                           

 I.

Amor decime la hora. Uf ¿dónde dejaste el reloj? Ahí, sobre la mesita de luz, ¿que hora es? ¡No sé!, fíjate vos, dijo alcanzándole un puñado de arena.

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II.

Los artistas asustados y perplejos llenaron el inmenso museo de arte moderno con censores, cámaras y guardias de seguridad. Intentaban atrapar al intruso que causaba tanto daño. Éste sabía y reía. Día tras día, noche tras noche atravesaba los salones burlando cada una de las trampas. Ansiaban detenerlo y evitar la aniquilación de su tesoro vanguardista, pero hay enemigos contra los que toda protección es inútil. Tiempo. Es imposible detener el tiempo.

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III.

Luego de la cena el condenado llamó al carcelero y pidió retiraran los platos vacíos. Era su momento. Se arrodilló, juntó las palmas de las manos, entrelazó los dedos y comenzó a meditar reforzando su fe, su paz. Cerró los ojos, respiraba el gas letal. Señor perdónalos, no saben lo que hacen ¿Por qué me has abandonado?, se preguntó besando una esvástica.

 

fino.

 Música: Cosa Mía - Marilina Bertoldi.

viernes, 10 de noviembre de 2023

En un minuto.


 

 

Las vísceras entre los dedos intentando no cayeran. El líquido viscoso si chorreaba rumbo al suelo. No le dolió la navajada, ni la salinidad del filo.           Le dolió esa mirada y la mueca agresiva en su boca. Se le cerraron los ojos. Sintió fuego en las manos y una caricia que nunca más sería tal. Sintió la tristeza de la neblina sobre los castillos medievales, la de los bosques y las brujas. Apretó bajo los párpados un poema de mil palabras y el vuelo de un suspiro profundo.                                                                                                Abrió otra puerta.

 

                                                                                                             Para el Conde.


fino.                Pintura: Claudio Taddei.

Música:  Estou Pronto - Paulo Miklos.

 

martes, 17 de octubre de 2023

La Mosca en la cabeza.

 

 

              

Es en medio de la cabeza, justo en el medio, en el punto exacto donde  convergen frontal, nuca y parietales. Justo en el centro. Ahí. Ella vive y está encerrada ahí. Ese puto bicho que todos llaman mosca. Apuntan a ese insecto por molesto, por jodido y sucio. Yo no lo sé, tampoco lo creo, solo sé que está ahí. Hay veces, muy pocas, que se desplaza hasta la punta de la crisma, otras hasta la base del cráneo. Y jode y molesta y mantiene el dominio de la situación. De nada sirve conversar o distraerse con música o esperar la caída del sol. Lo más efectivo para intentar conseguir algo de calma son los ruidos, los estímulos casuales, los no planeados, los no pensados. Ahí ella baja la guardia por medio minuto, pero está claro que solo es para tomar impulso. Ella lo mastica todo, lo corroe todo, es insana, insistente, demandante. Quizás nunca lleguemos a extirparla para hacerla arder en el infierno, pero bueno sería, por lo menos, atenuar en algo su asedio. Si nos da ese margen podríamos respirar más tranquilos, podríamos aflojar y dejarnos llevar por las pocas ideas vivas que tengamos dentro de la fortaleza de huesos que cargamos sobre los hombros. Si es que ese maldito depredador deja algo para rescatar, algo que no esté totalmente podrido. Que placer sería dormir y no sentir ese zumbido molesto sin que sea necesario atiborrarse de pastillas, de vino o cualquier otra droga más nociva aún, tener algo que nos permita mutearla durante algunas horas. Y no importa si en ese paréntesis no sentimos nada o no somos capaces de distinguir cielo o infierno. Todo queda opacado por ese aleteo negro, sórdido, mecánico, de esa corona-tornillo incrustada a pura fuerza circular.

Hay gente que puede desactivar esa sensación maquiavélica que abruma y descontrola, ellos robaron sin escrúpulos la receta de algún libro non-santo.

Pero nosotros, los simples mortales, cargamos con la cruz y el pecado. Necesitamos abrir la puerta y dejarla salir, apagar, calmar la migraña, el tormento y los dolores que nacen en el centro de la cabeza, en el estomago, en el pecho, en los ojos. Es necesario paz, un poco de calma, pues ese tormento-espía continúa ahí, justo en el medio. Algunos dicen que se mete por los ojos, otros por los oídos hasta llegar al submundo interno, al propio.

Le dicen la mosca, por el zumbido, por lo molesta y sucia.Yo creo que se llama conciencia.

 

fino.                     Collage: Lily Gar.

Música:  Natural - Claudio Taddei.

viernes, 29 de septiembre de 2023

Enigma.

 

 

¿Me vas a dar las buenas noches?

¿Me vas a decir adiós?

 

Tengo en la boca lo púrpura del tiempo

en las manos la cáscara reseca de tu amor,

en mi cara la mueca estúpida de payaso vencido

y en las piernas telarañas, nidos abandonados.

Tengo más preguntas que respuestas

y la ignorancia de ver pasar el tiempo

sin querer verlo pasar.

 

¿Me vas a decir adiós?

¿Me vas a dar las buenas noches?

 

Aun conservás el gusto de mi piel oxidada

y en los ojos la mustia tristeza de estas palabras.

Tus manos siguen aguantando la distancia

en este juego de azar lleno de puntos ciegos

lleno de puntos y comas,

mientras tu cuerpo esconde los enigmas

las fórmulas sagradas que no supe descifrar.

 

Necesito besarte solo una vez,

únicamente una vez,

una última vez.

¿Me vas a decir adiós?

 

 fino.                      Collage: Lily Gar.

Música: Tempo Perdido - Legiao Urbana.

martes, 19 de septiembre de 2023

Descalzos.

 

                                              


Regreso caminando. Siempre al mismo lugar. La distancia muere cada día bajo mis pies congelados. Descalzo, abrazado a mi interminable condena, las tinieblas y el humo del camino dispersándose en el silencio. Todo me cuesta trabajo, incluso respirar. Caminando lento, regreso al dolor. Lo ven llegar, arrastrando los pies, descalzo, un paso tras otro. Seguro esta pensando en esas cosas, como siempre lo hace. Revive una y otra vez las imágenes. El accidente, seres amados atravesando las ventanas de la camioneta. Lo ven yendo de esquina a esquina por el cantero central. Descalzo, congelado. Le cuesta respirar. Lo ven. Sabemos donde encontrarlo, en la avenida fatal. Todas las huellas confluyen allí. Lógica pura. Sabemos del dolor, de las continuas y filosas lágrimas que desgarran su cara al apagarse las luces de cada tarde. Sus pies descalzos marcando el ritmo lento y doloroso de su respiración. Sabemos. Es imposible cambiar el pasado. Todos se quedaron mirando, perplejos, distantes. Nada de lo que los había unido tenía sentido. El dolor de un duelo eterno, mujer, hija, padres. Todos congelados, enfrentados en un círculo bajo el frío de la bruma. Solo él y sus pies descalzos anclándose al suelo. Cada tarde. Solo él, una conexión real al mundo destrozado en un amasijo de fierros, vidrios, piel y carne ensangrentada. Estaban congelados mirándose a través de ojos vidriados, perplejos, distantes, irrecuperables. Solos. Descalzos.

 

 fino.

Mùsica:  Me equivocarìa otra vez. - Fito & Fitipaldis.

martes, 12 de septiembre de 2023

Valientes.

 

Medir la distancia, las distancias

en tus ojos de antes, en tus ojos ahora,

siempre oscuros

iluminando profundidades interminables

a través del tiempo.

Dos minas de carbón.

Medir en la distancia, desde el origen

semillas

raíces, tallos, hojas

flores y frutos

marchitándose en la valentía necesaria.

Otra vez hacia el origen, hacia la primera vez

mi rostro devorando el tuyo

el tuyo reconstruyendo el mío,

la sangre, la sed

colores ganándole al olvido.

Cómo pasa el tiempo.

Cómo pasa, no se desdibuja.

Son las páginas gastadas de los libros

los discos rayados, incompletos,

las pinturas vencidas,

fotos modeladas con

imágenes semivacías, ya.

Medir la distancia

desde el origen

con la valentía que se necesita

para envejecer.

 

fino.                Collage: Lily Gar.

Música: Se...    - Djavan

martes, 5 de septiembre de 2023

Mientras ella dormía.

 

                                

Las agujas marcaron las cinco y el punto justo en su piel, en su carne prendida fuego. Una brisa repentina movió las cortinas marrones que cubrían la ventana, ese aire fresco de la madrugada se coló por su nariz, casi desprovista de vida, desprovista de sangre. Aplastado en su lado de la cama, vacío de tiempo, su cuerpo corría tras la última oportunidad de anclarse al mundo. Junto con la respiración un fuego eléctrico le atravesó el cerebro y sintió el impulso vital que toda alma en pena tiene como señal, como aviso, en el momento previo a desbarrancarse. El punto justo donde se acelera la caída o se frena en seco. Bato logró frenar y quedo horizontal haciendo equilibrio a milímetros del abismo. A su lado, ella dormía sin soñar que la sombra negra del destino rondaba sobre sus cabezas. En las habitaciones de la casa la soledad, sigilosa, vagaba como un ratero hambriento. A él le llegaron temblores, sacudones epilépticos en todas las terminaciones nerviosas, en la sangre, en las vísceras. Temblores incontrolables que reptaban en él reclamando algo más que la basura que se había incrustado a borbotones. Era un corazón desbocado implorando paz,  reposo. Bato se fue anudando desde la boca hacia la garganta, y la lengua le atravesó el paladar como una daga infestada. La cuchillada química comenzaba su cuenta regresiva. La única salida la tenía el cerebro, que colgaba de la estratósfera a mil millones de kilómetros de distancia. Su cerebro envuelto en colores y estrellas intermitentes, estaba siendo devorado desde sus ojos marrones y se iba apagando mientras escribía en muros invisibles evangelios malditos. Él giraba envuelto en nubes púrpuras y doradas, su cuerpo temblaba y bajaba a las entrañas del infierno, hacía escala en cada uno de los siete cielos, en cada purgatorio, se le atrofiaban los músculos por contracturas demenciales. Fibras, tendones, sangre y oxigeno vencido jugaban la ruleta rusa de las hogueras tardías. Estaba mirando desde arriba el cadáver de los sueños mal paridos, esos que nadie se atreve a mirar. Se tragaba el veneno solitario de una madrugada interminable, estaba lleno de lo que nadie quiere en su jardín. Bato lo absorbía todo con su respiración, que se hacía cada vez más lenta, pausada, pero era un volcán agazapado en el instante previo a la erupción. Se le terminaba el viaje. Las sábanas estaban empapadas. A su lado ella dormía.

Una luz insoportable y blanca explotó bajo sus ojos. El sudor se petrificó sobre su epidermis quemada y una capa de escarcha transparente lo congeló. La garganta se le cerró en un cerco infranqueable hacia la faringe. Un muro gélido y sofocante terminó de rodearlo y se lo devoró centímetro a centímetro. Era un organismo derrumbándose en una bajada implacable, homicida. Una silenciosa ignición, en un segundo el alma de Bato se arqueo separándose de la cama y del mundo. Se escuchó el ruido de cristales es rompiéndose. Se quebraron mil sueños, esperanzas y el fruto del futuro de su sangre. Una lágrima rodó lenta por su mejilla inmóvil. No había lugar a fantasías. Dejó de respirar. Las luces del amanecer atravesaron las cortinas, los fantasmas y los demonios que rodeaban el cuerpo blanco y duro. Blanco y frío. Ella, a su lado, dormía sin soñar.   

fino.

 Música: Un loco en la calesita . Fito Paez.

 

 

viernes, 18 de agosto de 2023

De memoria.

                                           


 - Podes preguntarme lo que quieras.

-¿Segura?

- Por supuesto.

-¿Por qué sos tan linda?

- Porque vos me amas.

Volvieron a quedar en silencio, mirando el techo, tomados de la mano sin tomarse de la mano, pensando y sin chanses de volver atrás.

-Tal vez también por que sos ciego o tus manos no me han recorrido del todo.

-Te sé de memoria.

-Tu memoria está en el pasado, donde todo fue fugaz, tempestuoso,  incompleto.

-Por eso mismo.

-No vale engañarnos. Vos estás loco.

-Yo no te engaño, yo te amo.

-¿Aunque no puedas tenerme? ¿Aunque todo sea un sueño?

-Nunca será un sueño, esto es completamente real.

-No te mientas nos separa una vida.

-¿Puedo preguntarte otra vez lo que quiera?

-Claro.

-¿Por què sos tan linda?

-¡Que tarado!

Una vez más el silencio y cuatro ojos incrustándose en el techo. Cada  uno en su teccho, unidos por ondas invisibles saliendo de las manos, penetrando en sus oídos. Les llovían los momentos, las visiones borrosas, apiladas. Estaban encadenados al recuerdo de otra vida. Eran como bloque sobre bloque, como ladrillos despintados, descascarados, obras de arte miserables, temporales.

Esa era la única verdad, la distancia. Deseos y esperanzas, traiciones y olvidos premeditados. El pasado. Los dos mirando hacia el techo de diferentes colores, con la nuca en la almohada y las manos entrelazadas a mil millones de kilómetros de distancia. La vida, los relojes de arena cargados en playas infinitas, los aromas mixturados, las fotos, el sudor de los labios de ella tatuando el cuerpo de él. Millones de labios dejándolos en blanco. Ojos rojos consumiendo aquel tiempo, el pasado, el futuro. Ella apretaba entre sus labios finos un cigarrillo y resucitaba por enésima vez un momento de nostalgia, pegándose al pecho la tibieza de un cuerpo recién nacido, atesorando libertades que de otra manera no hubiese ganado. Y respiró profundo, despegó el cigarro y en una bocanada espesa y gris dejó impreso en el aire parte del aliento rescatado de aquel amor.

El apretó los ojos y tarareó una vieja canción que mil veces le había susurrado al oído. Juntos y distantes, ajados, perdidos en el temporal de lo infinito, de lo inalcanzable.

Ellos manteniendo las ruinas que aun no les había robado el tiempo, el cruel, el sincero.

Ellos aguantando temporales con los hilos de un sueño nacido en el novecientos.

-¿Estás segura que puedo preguntarte lo que quiera?

-Claro.

-¿Es cierto que todavía me amas?

-...

 

fino.          Collage: Lily Gar.

Música: Días - Diego Gonzalez.

martes, 8 de agosto de 2023

Matarlas.

 

Hace muchos años que debí matarlas con mis propias manos. Aunque que ellas ya no me engañan. No debí dejar que pasara tanto tiempo,  eso me trajo dolor, hizo que se abriera mil veces la herida, esa que nunca lograré cerrar. Pero es mi culpa. Totalmente mía. Lo asumo. Ellas siempre se ocultan en las sombras de los días fríos, fingen desaparecer y dejarme en paz, fingen olvido e indiferencia.

Cada tanto regresan a destrozar lo cicatrizado, olfateando y asechando esperan mí descuido con sus garras filosas, traicioneras. Están vigilando sin piedad mi tranquilidad. Sin una gota de piedad. Ángeles-demonios implacables. Por gracia de no sé que santo o casualidad consigo engañarme y creer que están rotas, muertas, desintegradas. Lo que no consigo, por más que intento, es el olvido total, no consigo dejar de sentir su electricidad, su descarga fatal.

Pero al menos ahora, hoy, puedo descansar. Cerrar los ojos y descansar. Debí asesinarlas, no permitir que gozaran el merito de ganar la partida ¿Lo merecían? No, bastante me han robado...

Debí deshacerlas a mordiscones por dejarme caer al vacío, por ensañarme a mentir y ponerme en carne viva, por hacerme temblar en cada invierno perdido. Por hacerme llorar y reír hasta llorar. A cambio, a veces recibo una caricia, alguna que otra alegría. Cada mil años, alguna alegría. Aunque ya no me engañan. Siempre tropiezo con una intrincada ecuación desfavorable y giro en el maremoto de su puñalada caliente que cae sin piedad ni aviso sobre mi cerebro astillado. Cuando ellas me transformaron en su esclavo apenas sabía mirar, apenas sabía decir, y eso es lo menos celebrado de cualquier comienzo. Es pura brujería, si es que la hay. Y las hay. Ellas fueron masticándome las tripas en cada caricia, en cada beso, me fueron mintiendo haciéndome creer que podía tocar el cielo con las manos. Fueron lo más dulce y sagrado. Nunca podré sacar de mis venas el choque fatal que me cegó apenas se abrieron sus piernas ante mis ojos vírgenes. Ahí me perdí, lo sé. Quizás por eso nunca pude matarlas y volver atrás.

Si lo pienso, y me alejo en el pasado, caigo en la cuenta de ese engaño dulce. Me dejé devorar, dejé envolverme en su flujo radical con el que me fritaron en aceite hirviendo a mil quinientos grados. Fiebre, tierra, fuego, agua y viento, sin hablar que le vendí el alma al diablo. A cambio de algunas monedas o de alguna alegría desafinada.

¿Acaso asumirlo puede devolverme la tranquilidad o la brisa necesaria  del amor? ¿Acaso saberlo, tanto tiempo después, logrará desconectarme del respirador obstruido por sus tentáculos?

Todo puede suceder. No lo sé.

Que dirás vos de esto no lo puedo adivinar. Solo espero me perdones. Que al menos por un instante me perdones y no pienses en la superstición, en mi locura, que existe y no te culpa. ¿Dirás que perdí mucho tiempo? ¿Que  por ellas deje de mirarte como a la única? Sé que por ellas perdí mucho tiempo. Y acá voy, intentando salir de la falsa escuadra de encerrar mis muertos en los ataúdes de la indiferencia. Sé que me lleva y me llevará sudores y escalofríos, convulsiones, vómitos y llanto.

Debí matarlas hace mucho tiempo, no esperar que muriesen por si solas. Solo espero que hoy no regresen por mi carne, por mi cerebro. Pero ya no me engañan. Espero se fundan en lava incandescente, que desaparezcan de mi sangre estas ingobernables ganas de escribir.

 fino.            Collage: Lily Gar

Mùsica: Vou te encontrar : Paulo Miklos.

viernes, 28 de julio de 2023

Lágrimas sobre el Chealsea Hotel.

 

                                             

                                                                                      a JJ y LC.
        

Escuchó el ruido que produce un árbol partiéndose, cayendo, explotando contra el suelo. Sintió terror. Las luces parpadearon y ese detalle ahondó su sentimiento. El ruido era parte de ella, de sus desechos, el resultado de perderse en la gloria de otra vida. Sabía que hay veces en que las cosas que suceden se logran comprender mucho tiempo después, con el frío, con las heladas o en las noches de tormenta. Pero siempre mucho tiempo después. Sintió terror.

Ahí estaba ella, tropeando impaciencias, parada bajo el cielo oscuro de su cuarto y masticando los restos de un pasado cercano cuando creyó descubrir la verdad. En su madrugada intensa la niebla se filtraba más allá del ventanal, entre la vegetación aburrida, gris y cansada de una centenaria ciudad y sus pensamientos. Los ojos de los edificios miraban hacia ella, y eran como sus ojos, vacíos, mirándose a si misma, volviendo a desmarcarse del tiempo. Bajo sus pies  túneles petrificados, silenciosos, atravesaban la ciudad, de sur a este y del oeste hacia el norte. Iban, trascurrían con pasos duros y veloces de la gente muerta, de los vivos que sufrían sobre ese mismo suelo impenetrable. Ella y sus labios sin sangre. Su cuerpo cansado falsheaba la perspectiva de su dolor, todo era profundo y parecía que había valido la pena, tanto lo amargo como lo dulce. Ahora miraba hacia el cielo, buscando en una pausa los pedazos de tiempo en donde incrustar su silencio, sus negaciones y misterios. Dentro de esa vida, en ese tiempo, ella era incapaz de ver, así entonces los recuerdos la despedazaban desangrándola en vida.    Levantó su cara hacia la humedad implacable que la envolvía, sintió dentro de sí un cambio químico, un alud que la aplastó sin piedad. Adivinó que ya no tendría momentos de calma y con los ojos en blanco, la mente y la crueldad también en blanco, decidió que ya era tiempo. Su amor existía cuando no lo deseaba, cuando flotaba sobre senderos fríos, cuando los truenos florecían desde su boca y su piel erizada caía a los pies de sus fieles. No todo tenía sentido en ese juego, había otras voces en las esquinas que se parecían más a sus manos, pero ella no quería escuchar. Con un movimiento lento levantó el teléfono y a pesar de que nadie levantó el tubo desde el otro lado, dijo: Prometamos no mentirnos más, y que eso alcance para no seguir tan lejos uno del otro. Te voy a amar devorando la vida, lloviéndome en lágrimas y rosas sobre el camino poderoso de nuestra canción. Ahora nace la ausencia y es un agujero negro en mi alma sedienta.

Saliendo de sus manos una luz incolora le acarició la cara, la vida vivida y la vida sufrida. Solo deseaba perderse otra vez en sus labios y en sus flores, volverse tierra y mineral. Llevaba dos semanas sin verlo, sin dormir, sin poder diferenciar sueño de realidad, ensoñación de alucinación. Arrancó de un tirón el cable que ataba el teléfono a la pared, dejó el aparato sobre la cama y siguió navegando el arco colorido de su irrealidad. Escuchó otra vez el ruido pero ahora, además, era como de máquinas, como motores lejanos que lentamente se ponían en funcionamiento. Ruidos y máquinas arrasándola. Debía descansar. Esa era la única realidad.

En otra habitación del hotel, en ese mundo de ladrillos rojos y gastados, él componía una canción, con la guitarra entreverada en sus manos mientras a su lado dormían tres cuerpos desnudos. Escribía y agregaba música, envuelto en el humo espeso de un cigarrillo que, amparado en su nariz curvada, no se le despegaba de los labios. Él le había dejado cruces y collares colgados de un espejo que reflejaba un eco eterno y la neblina pegajosa del pasado. No la iba a dejar hasta que la luna siguiera empujando la masa líquida del cielo, hasta que pudiese iluminar a pura cuchillada su propia oscuridad. Con la textura de sus palabras y con olvido intentaba construir una salida, pero se rendía en su vestido ajado y descolorido cuando ella lloraba. Ella y su cuerpo cansado, maltratado.

El reloj hizo el resto martillando todos los silencios.

Él no la amaba tanto. Ella lo sabía y no dormía. Cubierta de plumas  daba vueltas en si misma buscando algo por lo que seguir. No importaban los millones de ojos que la amaban, ni la música, ni el trueno que salía de su boca. Estaba sola, volando dentro de un reloj inmóvil, respirando flores mustias, balbuceando blues ajados. Apuró un vaso semivacío de whisky, busco entre sus brazos un lugar en blanco, ese que él ya no ocuparía, ese que aun no se había lastimado. Derramó en la sangre de su desesperación las ansias de un sueño infinito, el sueño agrio del que ya no podría despertar. Se tumbó sobre la cama y al cerrar los ojos pensó: El paraíso no existe sin vos. El paraíso sos vos y es hoy. Solo deseo tus manos sobre mí, implacables como el agua.

 fino.             Collage: Lily Gar.

                            Música : Sasha y Sisi   – Fito Páez.

jueves, 13 de julio de 2023

Perdón.


 

Necesito pedirte disculpas. Necesito pedirte perdón.                                          Se que tengo mil años, que pasaron quinientos, pero mi cuerpo y mi corazón siguen girando cada vez que te veo. La herida nunca deja de sangrar. Pretendo encontrar las palabras, el cruce de tus ojos y otras cruces. Busco encontrarte a tientas, sin saber exactamente el porqué. Sos más que una esperanza para mi tiempo incoloro y mis manos vacías. Necesito pedirte perdón.

Deseo que todas las sensaciones olvidadas exploten cielo arriba con la luz de los sueños cumplidos, quiero verte en todas las historias de amor, oírte en todas las canciones, sin desencuentros ni postergaciones. Qué más da.  

Anoche soñé con vos, después de tanto tiempo, volví a soñar con vos. No te soñé despierta, como antes, sino que apareciste desde lo más profundo de mi inconsciente y fuiste tan real, tan nítido que volví a amarte. Por unos segundos recuperé tu abrazo y el impacto de tus labios rozando mi boca, sentí el perfume y el calor de tu cuerpo incrustándose en mis huesos. Si, hubo escombros y sombras, pero el sol nacido de tus brazos lo disolvió todo. En mi cerebro cansado revivió la carga eléctrica de aquella mañana que, mirándote dormir, nació mi cable a tierra sin tierra a la vista. Esta vez no fue el alcohol.

Después de verte salí a la ruta, fui dominando el asfalto y las señales, la velocidad, modifique los vínculos oníricos de mi estado mental bloqueando las interrupciones estúpidas de todo sueño. Ahora estás otra vez en mí, sobre mí, detrás de mí, y yo ciega, erizada en sensaciones, piel-carne-miedo, recibo tus aguas que agitan las estructuras, los cimientos. Siento miedo, definitivamente, miedo que vuelva a pasar. Siento pánico al pensar en tu espalda alejándose de mí. 

Estás encerrado en tu habitación, estás fumando parado frente a la ventana. Sé lo que soñás mientras las bocanadas de humo revientan sobre el vidrio doble de tu ventana. Por un momento esa neblina gris ciega tu visión, luego se desvanece. Como yo. Soy un fantasma que vos, únicamente, sabe que existe, que existió. Solo soy un instante.

Perdón.

fino.

                   Música: Paciencia - Leninne.

 

martes, 30 de mayo de 2023

Melatonina.

 

                                                                   

           

Voy a morir en el año dos mil y pico. No me quedará tiempo para algunas cosas, seguro sobrará para otras. No me quedará tiempo para ir a la luna, si para llegar hasta allí. Perderé la ilusión de que muchas cosas cambien pero encontraré otras en las que creer. No tendré tiempo de tener más hijos, los que tengo me desbocan el corazón solo con mirarme. Son mi vida. Tampoco alcanzarán las horas para reparar todo lo que rompí, las heridas que cause, los llantos que provoqué, solo puedo decir: lo siento, lo hice sin querer. Y esa es la verdad, aunque en algunos casos la verdad sea el refugio de los cobardes. Es que el tiempo cambia los ángulos, los límites, las líneas de emergencia, y lo que alguna vez fue una caricia, quizás ahora solo sea un hilo de cristal.

No me darán los años para tapar las grietas de las manos astilladas ni las creadas por la distancia, pero nadie pide piedad si primero no hay dolor. Seguramente no podré espantar los lobos que asechan en la oscuridad, tampoco los que lamen su pelambre bajo el sol como gatos de vidriera. Talvez pueda aullar mal herido en cualquier cielo estrellado y recordar lugares, gente, cúpulas lejanas, mapas o canciones de amor. Talvez pueda olvidar encierros, cárceles, gritos, silencios, heladas y maderas podridas. Tal vez pueda recordar amores gastados, paisajes, besos, días de sol y hierro fundido.

Es solo tiempo, sanaciones del futuro ante la demolición del pasado. Las disculpas del caso.

Perdón.

El mundo muta en cada segundo y no tendré tiempo para no sé qué. La vida cambia, va girando, seguramente hoy sea mejor que ayer para algunos y para otros todo lo contrario. De contradicciones se vive. El que esté libre de piedras que tire la primera culpa. Las mías ya las sabés.

Voy a morir en el año dos mil y pico. Dejaré de respirar aire contaminado y de tomar agua intomable. Ya dejé de comer y de rascarme cuando pican los zánganos. Dejé los platos lavados y la cocina planchada, la televisión descongelada y las tazas sucias de café. Mataré dos pájaros de un tiro con un rifle descargado. Intentaré pagar las cuentas, si es que este dinero alcanza para algo.

Por lo pronto escribo estas palabras para que mi testamento deje de ser imaginario. Moriré en el año dos mil y pico, no sin antes decir, por millonésima vez: te amo. Te Amo.

fino.

  Música:  Pra onde voce vai - Lobao

viernes, 19 de mayo de 2023

Dualidad.

                                                                  


No somos inocentes.                                                                                              La vida esta pasando por aquí. Polvo, risas, camino y llagas en los pies.      Todo ese tiempo incrustándose en la mollera, como señales, como tatuajes verdaderos, presos de una tinta indeleble.

Quizás sobren mis manos y estas palabras aburridas.

Afuera el tránsito se despereza en los brazos de los primeros rayos de luz. Es esa hora en que nadie quiere cambiar, ese instante preciso en que nada puede cambiar.

Ahí, busco alguna palabra muda, invisible, que tape todos estos años y todas las heridas de nuestra vida.

Yo me pregunto que dirías vos, que me dirían tus ojos divinos.                       Qué diría tu boca inalcanzable, qué sonidos inventaría.                                 Fusas, corcheas, negras o blancas cargando el lastre ingobernable de nuestras almas sedientas.

Pregunto que dirías vos. Mientras sigo condenado a este fuego y a su atmósfera implacable, a tu ternura invencible y a los escombros.

Fuego.

Fuegos cruzados nivelando sintonías.

Y es difícil volver atrás, guardar entre mis manos los pliegues marchitos de tu amor, tragarme todo este silencio y toda su distancia.

Es verte sin ver. Es hablarte y callar.

Veo tus rostros, tus ojos, tus letras frías, el tul, las penas y las redes vacías.

Ahí, busco alguna palabra muda, alguna melodía que nos rescate de los malos sueños, de los malos ratos.

Ahí. Es verte sin ver, es hablarte y callar.                                                                  No somos inocentes.

 

fino.                                     Collage: Lily Gar.

        Música: Por tudo que for - Lobao.

miércoles, 10 de mayo de 2023

No lloré.

 


  

No lloré. No pude. Aunque fue tu historia y parte de la mía. No lloré, solo vi máquinas, malas fotografías, robots, dibujos animados. Copias endebles.  No lloré. Faltó arte en los rostros. Invisible colorido. Dulce sobre salado. No pude. Alejados del caos primario, del nervio eléctrico de los tiempos. No lloré. No conecté a pesar del sonido de una música celestial, exquisita. No pude. Fue tu historia, parte de la mía. Solo partes de tu historia, pedazos, fríos retazos de la mía ¿Dónde quedó la parte cobarde, la velocidad, la parte caníbal, los vagones, la histeria y la sed?¿ Dónde los puños contra las paredes, dónde los mendigos que llenábamos las noches tapándonos en tu piel? ¿Dónde?

Lo necesitaba, quería. No pude. No lloré.

No bajó la estrella, no sopló en mi oído el viento de la locura, no pude quedar ciego. Te vi surfeando la marea con una risa suave en la piel. Solo vi partes. Lejos de los fuegos, de la saliva en la boca y el aire. Lejos de los vientres y laberintos, de las cuevas mágicas. Lejos de las notas altas y el pan. Lejos de vos. Lejos de mí. Copias. No lloré. No hubo caso. Necesitaba. No pude. No lloré.                                                                                                           

De todas formas, es cierto, hay cosas que siguen calando los huesos. Son y fueron tus manos, tus intentos, tus flores fusiles ametrallando cualquier silencio. Vos, inundando mi chatura, los espacios vacíos, los espejos, los ídolos de marfil, el pavor. De todas formas. De toda forma. De todas las formas. Te veo. Te vi. Necesitaba.

No lloré.

Después caerá el telón y todos volveremos a esperar que gire el disco. Serán los aplausos, las letras en tinta con y sin sangre. Después volverá la risa y las lágrimas tibias arando en la piel. Serán las preguntas, los cubos, los mandalas y los rezos incrustados en las nubes más altas o las maldiciones agujereando las más bajas. Serán. Será. Seremos otra vez. Es tu historia, fue parte de la mía.

Debo confesar, no lloré.

 

fino.                    

                   Música: D.L.G - Fito Páez.

                  Foto: Yula (Julio A. López) extraída de YouTube.

 

martes, 25 de abril de 2023

Abril me resta tiempo.

                     


Te lo conté mil veces, sin parar

en la distancia

desde las sombras

sin que me vieras

sin oírte.

Te acaricié tanto y tan temprano

para que no despertaras

para ver tus ojos en mí,

ahora solo tengo silencios y mi voz cansada.

 

Cada Abril me resta tiempo,

me resta piel.

 

Guardo la atmósfera fría

de tus labios estampados en un papel con lápiz labial,

y esta espesa niebla perversa

que me aleja más y más.

Más que ese beso de papel

más que el sinuoso muro de los años.

 

Sin mis dedos viejos en tu pelo

tu imperio ya no es mío

pero tuyas son mis flores

y las calles que quedaron allá atrás,

las que nunca cruzarás

por las que nunca pasarás.

 

Es hora que sepas, no quiero hacerte daño,

no quiero sacarte los pedazos.

Es hora que grites contra el viento

que gastemos caricias en curar la herida.

Nado contra la corriente

incompleto

sin imaginar lo que va a venir.

Son hacia mí

todas tus balas perdidas.

 

fino.

Música: Volví para encontrarte- Diego González.