viernes, 19 de julio de 2019

Gajes del oficio

                                                                   



 
Me llamaron porque no podían sacarle una palabra. Al cruzarme con “El Oso” en la puerta de la sala me dijo: Morales, a ver si vos tenés más suerte, pero  andá suave, no te pases. Es que todos lo saben, me gusta el olor a carne chamuscada y los chispazos azules del corto-circuito. Que puedo hacer si
eso me hace sentir que soy importante. Es como que dejo mi cuerpo, entro en éxtasis y puedo gobernar el planeta en el encierro sofocante de estas cuatro paredes. Debo decir que es delicioso, que nada se compara a ese idioma incomprensible que les sale de la boca cuando la lengua choca contra el trapo apretado con los dientes. Acá me siento en la cima, la cara se me ilumina y puedo ver todo con tal claridad que sería capaz de dictarle a un escribiente mi Biblia y mi credo. Adoro el aleteo inútil y violento de los brazos descarnados cuando los desgraciados quedan como pollos sin cabeza bailando en círculos intentando eludir el momento siguiente. Que puedo hacer si soy un genio apretando alambres contra las muñecas desolladas, en golpear entre las costillas y el hígado sin dejar moretones. Eso si que duele y hace que se desmoronen por la montaña de la voluntad. Soy un experto. Por eso me eligieron, por eso me temen, porque soy poderoso. Después de todo no me importa si los de arriba tienen más estrellas en el traje, ellos están para hacer las preguntitas, sin embargo acá el que manda soy yo. Me tratan de loco, pero saben que en este infierno yo soy dios, puedo redimir a propios y extraños de todos los pecados. La puta madre este ya dejo de patalear, los coágulos de sangre se le escapan por la mordaza y los ojos le quedaron en blanco. Se volvió carne muerta, gajes del oficio. Yo lo dejo acá y que ellos hagan lo de siempre. Hoy tengo que llegar a casa temprano, la familia espera, estamos de fiesta. Es el cumpleaños de mi mujer, le voy a dar el regalo que compré y un lindo ramo de rosas. Seguro que ella al besarme me dirá como siempre: Mi flaco divino, sos un santo, hace rato que te ganaste el cielo.



                                                                                            " Para recordar sobre qué estamos parados,
                                                                                                                                          ¡nunca más!."

                    
 fino.
  Junio 2019             
 Del libro: El Gen de la Bestia.             Ilustraciòn : Diego Soria.

2 comentarios:

  1. Madre mía.
    Qué decirte?
    Un horroroso viaje a mi adolescencia.
    Sin ambages, sin anestesias literarias. Pura bestialidad.
    Belleza a pesar del horror tu estupendo texto.

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  2. Siempre tan generosa..Una vez más Gracias...abrazo desde el corazón. Y que nunca se repitan estas historias.

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