Ahora las
ganas de mirarte se rompieron contra la escollera. Olas encapsuladas en cuencas
repletas de un rencor oscuro. El eco de tu voz repiqueteando incesante va alejándome,
destripándome sin límites ni piedad.
No tengo
ganas de verte. Te separo en mil partes sobre la vereda del tiempo. No quiero
oírte. Ya pasó la fiebre, la locura y las brasas de la primera vez. Duele.
Duele mucho. Hoy las cosas son así.
Volvió el
centro de gravedad a hacer girar el mundo, a mover los planos y las paredes,
volvió el aire que faltaba. Las bocas de madera y los perros callejeros con sus
quejidos agudos van inflando la madrugada, que poco a poco se mete por los
poros, por los ojos, por los oídos y en la carne congelada de la resurrección.
Desertores
y perdidos vamos en procesión hacia la punta de cemento que se incrusta en el
mar sin encontrar, finalmente, la paz.
Estúpido.
Siempre fui un estúpido. Y ahora sin ganas de mirarte, sin fe, sin fotos ni
negativos, algo se rompió y la estrella tatuada en tu piel arrastra toda ésta basura
indigesta, ingobernable.
Amigarme
con las tunas, enemistarme con las rosas de papel, rasgarme los brazos con sus
espinas y tallos hasta curarme de sangre y veneno... talvez.
Ahora las
ganas de mirarte se rompieron.
Quedan
algunos destellos de otras ganas, de otros olvidos sin música ni tiempo perdido.
Solo me resta no bajar la guardia para no esperarte nunca más.
Las olas
rompen el murallón, la espuma lava la superficie gastada por millones de pasos,
pero no pueden desanclar los fantasmas. Voy merodeando las grietas imaginando
que nunca se abrieron, que nunca sufrieron lo que nos tira el mar.
fino.
Collage: Lily Gar.
Mùsica: Dale Gracias - Spinetta Jade.