La profunda pesadez del tiempo perdido cae sobre los edificios destruidos. Dejó mis manos atadas después de tanta fábula y olvido.
Te busqué, estabas envuelta en telarañas. Te encontré, como siempre, era febrero. Tenías como sudario brasas en lugar de ojos, te llovías dejando una estela de luces enfermas. Ibas apagando todas las máquinas.
Yo con pasos lentos, pegajosos, sobrevolaba el dolor incrustándome en los cuadros que alguna vez habías pintado.
Volé de un solo tiro las cerraduras y los platos sin comida, volé sobre las sombras grises de aquellos días. Te encontré envuelta en cuero, agitando al viento la cadena de las palabras. Te encontré, sobre la tumba de Teseo.
El reloj deshojo su camino ancestral, borró de un plumazo y en reversa pedazos de vida para darte el lugar que pedías. Hay una luna sin fuego que cuelga del cielo y alumbra con lo que puede, alumbra y se va, bajo el saludo implacable del sol.
Como son las cosas, juraste sobre biblias y cartas borrosas que nunca, nunca me mentirías.
Te encontré, era febrero.
Las caricias murieron en un pantano congelado que no supimos recuperar, perdimos casi todo lo que teníamos pegado en los huesos.
Esa película re-vista que se comió la noria, como una mano invisible cansada de sostenernos el cuerpo fugitivo, descolgado, perseguido. Febrero. Opaco. Mustio. Apenas dejó algunas marcas en suelo que nos dicen por donde no volver a pisar. Es suficiente para mí.
fino.
Collage: Lily Gar.
Música: Sable Chino - Fito Páez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario