En el cuarto del fondo siempre hubo diarios amontonados. Muchos diarios con destino de almacén a cambio de unas cuantas monedas. El cuarto del fondo, depósito de tesoros desparramados, oasis del tercer mundo. El misterio vivía ahí, en el cuarto del fondo. Antes o después de nosotros durmieron mis viejos, Roque, mi primo, mis tíos, y los fantasmas. Pasaron camas, sueños, sudores y la religiosa marcha del segundero. Pero ya nadie duerme ahí, en el cuarto del fondo. Persiana rota, parquet añejo de tiempos cálidos. Tus ojos, sus manos, sus medallas, la colección de latas y afiches del cine Copacabana. Los reyes colgados de la ventana con el maldito cola-chata que nunca me dejaron. Los pasos de mi viejo llegando por el corredor, hasta el cuarto del fondo. Hasta que dejó de llegar.
fino.
Música: Deja su lugar - La Triple Nelson.
No hay comentarios:
Publicar un comentario