No hay nada. Ya no hay nada.
Rebusque en los cajones, detrás de las puertas cerradas, dentro de los placares inundados de humedad.
La soledad y la guerra tienen esas cosas. Como un demonio inmisericorde que devora todo cuanto puede sin fijarse en los demás.
Ella me acusaba de ser yo el demonio.
Yo jamás pensé que fuese ella, esa es la diferencia entre los dos.
En lo que queda de los dos.
Antes, allá lejos en el tiempo, éramos uno. Ahora ni mitades. Pasó un tsunami de años. Pasaron los años y no vale la pena revolver en la basura. Nos dimos todo cuanto pudimos. Ayer.
Miro mis manos repletas de callos, miro mis dedos crispados, torcidos y mis ojos que se resisten al espejo, ellos ven los finales que yo no puedo ver ¿Qué loco todo, no?
Ciertamente soy otra persona, diferente a la que alguna vez fui, por dentro y por fuera. Otro.
Pero nunca pensé que fuese ella. Ella solo no escuchaba, no decía, y perdíamos lo poco que la esperanza escondía.
Se diluía, todo se diluía.
Así comenzó el espanto, el de no saber, el de olvidar, el de no sentir, el de no perdonar. Así comenzó la angustia de necesitar lo que alguna vez existió y ahora ya no.
Su espalda, sus manos, sus ojos, el deseo y las ganas de andar por andar.
Ya no.
fino. Collage: Lily Gar.
Música: Something About You- Level 42
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