lunes, 22 de diciembre de 2025

Un Universo

                                          

La gata duerme a la sombra estirada en el piso, eso está bien. En el desagüe del rincón sobrevive un helecho salvaje y porfiado, mientras nace la mañana en Montevideo el mar escupe hacia arriba un sol naranja y brillante.

Flotan los zombies en el callejón de la esquina, los veo desde acá, flotan sobre botellas rotas, eso esta mal. No es que tiemble de horror o lucidez, tiemblo de injusticia. El mar escupe ese sol pensando en el futuro, la gata duerme a la sombra, yo veo dos caminos y las cosas entreveradas. 

Sé que estarás tomando un café mirando el jardín sin pensarme como un problema, quizás la corona de espinas te lave el pecho y lleve la calma hacia el río pero las botellas rotas siguen ahí alfombrando el suelo de mi calle. 

Ya no sirve desvestir un santo y rezarle a otro, ya no sirve hacer cruces con sal gruesa cuando explota la tormenta, ya no sirve y eso está bien. 

Busco en las sombras que dibujan la pared un mapa escondido, busco armar con los retazos un títere sin costuras, para no tenerle miedo, para poder enterrarlo decentemente como merecen todos los muertos.

Vos estarás tomando el café mirando el jardín, a esta hora siempre tomas el café, después leerás el diario deseando salir a comprar flores como todos lo viernes. 

Vos estarás tomando el café, luego saldrás a comprar las flores sin pensar en la gata que duerme aquí, a la sombra.

fino.

Música: Down en mim - Barao Vermelho.

viernes, 28 de noviembre de 2025

Jardín de los deseos.

                                

Monóxido de Carbono, efecto invernadero, metano, dudas, sulfuros, carroña, envidia. Deshacer el camino hecho mil veces, el inverso. Ozono y la nebulosa tóxica de la indiferencia.

Barreras. Nada más, nada menos. 

El lo explicó mil veces sobre estrados y baldosas como un poseso. No bastó con estirar los brazos ni con aplacar el hambre de las fieras.  Con la garganta gastada pidió a los cuatro vientos, en vano, mil veces que todo terminara sabiendo de sorderas e ignorancia. Estaba dispuesto a dar lo que pedían aminorando el deseo de la urgencia. Repasó su vida.

Ácido fluorhídrico, alcohol metílico, fentanilo, heroína, botox, formaldehído, traiciones. Piedra sobre piedra trepó hasta el castillo para hablar con el Ángel, al llegar le dijeron de deponer las armas, de cortarse y rebanarse la lengua, que se envolviese en plástico y juntase las palmas.

Los miró a los ojos.

Le ofrecieron una bandeja repleta de azúcares refinados, de Mío-Mío, de cerezos Jerusalén, de bayas carmín, hongos, insultos, tallos, raíces de sambuco, cryptogas y pastillas de colores. 

Tenía hambre y ganas de llorar. 

Lo miraron sin encontrarle los ojos, pensaban en como podía resistir, mientras cambiaban la bandeja por otra más sustanciosa. 

Se desplomó una tormenta rompiendo la burbuja, entreverando las cartas, los motivos y razones. 

Algo tenía que cambiar. Algo debía cambiar, pero los nubarrones seguían ahí y el Ángel y sus lacayos y las bandejas, los pecados capitales y los comunes, la tierra santa, la inquisición y los caballitos de mar.

Se desplomó una tormenta rompiendo las burbujas y el agua seguía cayendo, negra, espesa, sofocante.

fino.

Música: Souvenirs of China - Jean Michel Jarre.


jueves, 13 de noviembre de 2025

Próximas Horas

 

Despertar sin hora, cuando abra los ojos.

Levantar las persianas dejar que el bosque entre a la casa por sus ojos rectangulares. 

Aprontar el mate. Besarte. 

Dar vueltas por el terreno, ver si se puede tirar la red. 

Ir a la playa si hay sol, caminarla si se da.

Leer bajo el alero mientras ocupas tu tiempo. Estar juntos. 

Escribir si hay inspiración y si no también. 

Hacer cosas, siempre hay algo para hacer. 

Esperarlos si van a venir. 

El invierno y la lluvia traerán diferentes estados, otros alimentos. Amigo de mis amigos.

Fueguito.  Música.

fino.

Música: Me acordé de ti- Fito & Fitipaldis.



jueves, 23 de octubre de 2025

Carta 07


 

Hoy desperté antes que sonara el despertador.

Soñé toda la noche con vos, al menos esa fue la sensación al abrir los ojos. Viste como es, lo último que uno recuerda de los sueños es el perfume que permanece. Ese perfume fuiste vos. Antes. En los sueños. Ahora.

Te veía bajando las escaleras después de que te llamara desde abajo. Vos hermosa como siempre. Como ahora. Bajabas fumando y clavaste la mirada en el envase de cerveza lleno de luna que tenía en la mano. Antes de besarnos reprochaste mi aliento de alcohol, yo no dije nada del humo. Molesta por mi desayuno no viste la rosa que te ofrecía con la mano izquierda. Tu risa lo borró todo. Caminamos hasta la plaza, los bancos de madera seguían desbordados de rocío. Nos sentamos igual, esperando que el sol entibiara nuestros brazos erizados. Buscamos un almacén abierta, luego una habitación vacía. Hoy solo son palabras y fotografías. Todo palabras ya dichas, todo fotografías gastadas de tanto dedo mental, de tanto blanco y negro. Que poder tienen los sueños, el poder de repetirse reviviendo una y otra vez el pasado.

Anoche soñé con vos.

Soñé con otras cosas que no voy a decirte porque vos ya las sabés. “¿Hace frío por ahí?” Acá la primavera está en trabajo de parto. Extraño tu voz. Extraño que me culpes de todo. Sabés que la distancia y el tiempo pueden descongelarlo todo.

Te escribo pues sé que estás por ahí, revolviendo mis cosas, acariciando un fantasma con aliento a alcohol mientras yo termino esta carta envuelto en tu perfume que respiro de memoria.

Asomate, charlemos un rato.

Prometo no recordar que todavía te amo.

fino.

Música: A contraluz - Fito & Fitipaldis .


lunes, 20 de octubre de 2025

Respiración.


Después de escapar 

después de ver pasar las horas

tu llanto, tus preguntas 

va la certeza de que todo volverá a estar bien.

No hay lugares perdidos

no hay vacío que pueda congelar el río,

y la luz bajo el agua 

y las fotos intermitentes 

el peligro...

la única salida

son los latidos de tu corazón.


fino.

Música: Lado de La - Pitty.


viernes, 17 de octubre de 2025

Lista de gastos.

                               


Martes a la nochecita: Recibí los ejercicios que tenemos para hacer en el taller de escritura. Hacer una lista de gastos diarios y otra lista de cinco cosas que nos hayan impactado. Luego de pensarlo un poco decido hacerlos al mismo tiempo y en paralelo, usando dos hojas por separado, pues antes, en un rapto de inspiración pseudo-divina y de cabotaje, me había atrapado la idea de mezclar los dos textos formando uno solo. Me di cuenta que así no estaría cumpliendo la consigna, así que me ajustaré al pedido alejándome de locas pasiones. Comienzo con la lista de gastos tomando notas casi en tiempo real. Hoy cero peso.

Miércoles: Siete y veinte de la mañana, salgo del trabajo y me tomó el bus camino a casa. Es el primer gasto del día pero al pagarlo con la tarjeta STM, si bien me baja el saldo, me engaño pensando que no es gasto al no meter la mano en la billetera. Los años me han cambiado, de un puñado de billetes arrugados en los bolsillos a tenerlos ordenados en una funda de cuero. Quien te ha visto y quién te ve, hermano ya no sos el mismo. Me bajo en Millán y Larrañaga, paso por la red de cobranza y ahí si, pago la factura de la luz. Muy old-school mi comportamiento, dinero en mano contra todo descuento de dos puntos del IVA. Sigo camino a casa y paso por la panadería. Raquel me ve llegar y se va adelantando a mi pedido, ¿Tres marsellés verdad?, eso, respondo apenas pongo los pies dentro del comercio. El olor a pan recién horneado me puede. He dejado casi todos los vicios, pero si de algo estoy seguro es que no voy a impedir que el pan calentito con manteca a la mañana me lleve a la tumba, de mi parte jamás habrá resistencia. Jamás. Pago todos los días sin protestar entre noventa y ciento diez pesos por mi lento aumento de abdomen.

Jueves: Está empezando a amanecer más temprano, es día de pasar por Tres Cruces. Me bajo en la terminal y compro los pasajes para el fin de semana. Dos pasajes hasta Biarritz, Sábado, 8:15, somos dos, subimos aquí y los asientos más adelante que tengas. No es por pecar de rutinario, pero la vendedora de Cot, ya me tiene fichado y, como la panadera de la esquina de casa, me la hace súper fácil. Seiscientos cuatro pesos. Es temprano aun, aprovecho a sentarme un rato en la cafetería de la planta baja de la terminal, me tomo un café con algún biscocho salado. Doscientos diez pesos. Leo y escribo un rato, me da sueño, me quedo sin combustible. A casa. La noche fue larga.

Viernes: Bus. Panadería, mientras hago mi desayuno-cena conversamos con Marcela preparando la ida para afuera. Me acuesto y será el día más barato, ciento cuatro pesos. Estoy fundido. Me desperté a las cinco y media de la tarde. En casa no hay nadie, Marce salió a hacer sus vueltas. Me bañe, apronté el mate y me puse a escribir unas ideas que hace días me dan vueltas por la cabeza. Llega Marce. Cena y al trabajo.

Sábado: Del trabajo directo a Tres Cruces. Viajamos hasta Biarritz.

Llegamos y de cabeza a las plantas. Unas vueltas por el terreno y una tiradita en la cama hasta que esté el almuerzo. De noche habrá juntada y asado con la barra del balneario. Cuatrocientos por cabeza.

Domingo: Ida hasta el supermercado a comprar lo que falta para terminar el Domingo, el almuerzo del Lunes y alguna cosa que dejar para el Sábado siguiente. Ochocientos veintitrés pesos. Fueguito a la caída del sol, música y los brazos de Morfeo.

Lunes: De mañana tiramos la red con Pepeu. Salieron algunos pejerreyes, fileteamos y comimos miniaturas con ensalada de la huerta, lechugas varias, rúcula y verdeo. Cero peso. Vuelta a Montevideo quinientos veinticuatro. A trabajar.

Martes: Releyendo este texto me parece estar viviendo un capítulo plagiado de “Mi lucha”, la saga de ese Karl Ove de difícil apellido.

Otra cuota mañanera de mi suicidio panificado, ciento tres pesos. Dormir. Taller a la tarde y seguramente volveré a casa con un libro nuevo que quien sabe cuanto me saldrá. Al menos tengo el descuento como tallerista.

fino.

Música: Free money - Patti Smith.

viernes, 19 de septiembre de 2025

Die Straßen.

Calzarme los auriculares, ponerme los lentes de sol y cerrar la puerta. Son las tres cosas que mi vecino de enfrente me ve hacer cada vez que salgo de casa. Estoy seguro que luego de saludarme piensa “este tipo es un deja vu”. Pongo el Ipod en modo aleatorio en las 13640 canciones que tiene cargadas y arranco a caminar. “Nao vai embora” de Marisa Monte, nada mal para comenzar. El repecho de Capitán Basedas lo hago por la calle, las veredas son angostas y los perros de mi cuadra adoran ladrar a todo lo que pasa cerca de su hocico húmedo. Calle de hormigón gris, sin árboles ni sombra, menos mal que es solo una cuadra. Los lentes amortiguan la mañana y mis ojos cansados lo agradecen.                          

Llego a Dr. Pena, cambia el paisaje, es como un viaje al pasado, calle de adoquines, totalmente arbolada y de caserones majestuosos con amplios jardines. Solo faltan los carruajes tirados por caballos, aunque Stevie Ray Vaughan y su “Pride and Joy” ponga la banda de sonido en este paisaje retro. Cien metros a toda stratocaster hasta los semáforos de Camino Castro. Espero la luz verde mientras pienso en que pensarán los descerebrados que esperan del otro lado de la calle cuando tiran al piso los puchos y los papeles que sacan de los bolsillos. Me respondo “¡Nada fino. Que van a pensar, no tienen cerebro. No piensan!”. Creen que la basura deja de existir apenas sale de sus manos. Luz verde a mi cara de culo al cruzarlos.

Patti Smith canta “Banga”. Gracias Ipod por todo lo que me das. Sigo treinta metros por Dr. Pena pegado al Club Stockolmo y me meto en el Prado. Camino por el pasto y me dan ganas de descalzarme aunque tengo que atravesar el Hotel del Prado y seguramente su explanada hormigonada estará ardiendo. Mejor no lo hago. Veo la extraña fuente del hotel con toda su simbología rodeada de árboles centenarios. Imagino cuando esa construcción era una lujosa casa de campo con el arroyo Miguelete limpio y salvaje, sin encapsulamiento ni desperdicios humanos. Crueles, somos crueles. Charly me trae a tierra con su “Fanky”. Adoro este aparato. Hay veces que pienso que adivina mis estados emocionales y actúa en consecuencia, por eso no salgo de casa sin el. Y si me lo olvido regreso. Siempre, literal. Ahora si, me descalzo y camino sobre el pasto hasta llegar a Agraciada. Hay gente trotando o caminando haciendo el circuito que rodea al arroyo, gente haciendo ejercicio en los aparatos. Mucho deporte, muchas bicicletas, muchas botellas con agua hidratando la conciencia de mejorar la calidad de vida y sospecho que más de uno con la vista puesta en el verano o en la promesa eterna de “comienzo el lunes”. “Malandragem” me trae la voz de Cassia Eller y la certeza de que nos somos nada. Mucha caminata por hoy. Mejor me tiro debajo de un árbol a ver los dibujos que hace el sol sobre el pasto. Me recuesto contra un tronco tan grueso como añejo. Pink Floyd. Pigs. ¡Puta madre, amo este aparato!


fino.

Música: En subida - Filo.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Luz Gris

 

Una luz gris sobre el mar. Esta mañana hasta el cielo se ve un poco triste. Hace días que el teléfono no suena con tu melodía, me pregunto que estará pasando. Pienso. Te pienso. Cambio y fuera.

Hay movimientos y mensajes que mejor no hacer, no dar. Tiempos. Tus tiempos. La ondulación de la distancia, de lo no dicho sobre lo que está recontra dicho. Por la ventana que da al mar se filtra también un aroma conocido, a pesar de la altura la cuña insistente y dulzona penetra toda barrera y prejuicio. Todo está en silencio, es muy temprano y recién amaneció, el sol insiste en esconderse tras los nubarrones pesados, igual que vos.

Me gustaría escucharte, saber en que andas ahora, que te molesta, que te hace feliz. Saber si algo se movió, si tus manos siguen acariciando el vacío intentando resucitar lo muerto. Ya sabés lo que pienso, pero no tengo el más mínimo derecho de insistir en eso.

Perdí todas las fichas, tu tablero me devoró en un cerrar de ojos. El parpadeo, la duda se comieron mis alas, mis raíces.

Tengo ganas de escuchar tu voz, pero solo puedo mirar le horizonte con las manos en los bolsillos, respirando ese aire dulce que se mete por la ventana y hace que todo, absolutamente todo se vea más gris, como esa luz que cae implacable sobre el mar.

fino.

Música: Perro Andaluz - Seru Giran 

jueves, 11 de septiembre de 2025

A

 


No hay nada. Ya no hay nada.

Rebusque en los cajones, detrás de las puertas cerradas, dentro de los placares inundados de humedad. 

La soledad y la guerra tienen esas cosas. Como un demonio inmisericorde que devora todo cuanto puede sin fijarse en los demás. 

Ella me acusaba de ser yo el demonio. 

Yo jamás pensé que fuese ella, esa es la diferencia entre los dos.

En lo que queda de los dos.

Antes, allá lejos en el tiempo, éramos uno. Ahora ni mitades. Pasó un tsunami de años. Pasaron los años y no vale la pena revolver en la basura. Nos dimos todo cuanto pudimos. Ayer.

Miro mis manos repletas de callos, miro mis dedos crispados, torcidos y mis ojos que se resisten al espejo, ellos ven los finales que yo no puedo ver ¿Qué loco todo, no? 

Ciertamente soy otra persona, diferente a la que alguna vez fui, por dentro y por fuera. Otro.

Pero nunca pensé que fuese ella. Ella solo no escuchaba, no decía, y perdíamos lo poco que la esperanza escondía. 

Se diluía, todo se diluía. 

Así comenzó el espanto, el de no saber, el de olvidar, el de no sentir, el de no perdonar. Así comenzó la angustia de necesitar lo que alguna vez existió y ahora ya no.

Su espalda, sus manos, sus ojos, el deseo y las ganas de andar por andar. 

Ya no.


fino.        Collage: Lily Gar.

Música: Something About You-  Level 42

viernes, 5 de septiembre de 2025

Encuentro.


Pensé en sus ojos, en las cuentas del collar en las costuras a la vista con las que remendar el alma. 

Ella encerrada en su infinito, bañada de calma.

Pensé en sus ojos, en las miradas perdidas que alcanzan para terminar cualquier partida, en los mensajes ocultos que se traducen con música y silencio.

Pensé en sus ojos, en el encuentro, en mi corazón destrozado envuelto en gasas de mil colores.

Ella

soñando despierta y con los ojos cerrados.

Talvez su boca esconde mis restos gastados y las marcas de las cartas que nunca jugamos. 

Soy la lluvia, los puntos grises, los hilos invisibles y parte de su rabia.

Talvez ya no me desea, mientras espero que se de el milagro de una sonrisa, de una noche en vela, de su pelo mojado en mi cama.

Ella y el milagro de un talvez.

Pensé en sus ojos

en las noches pintadas de rojo,

en que quizás ya no exista más el talvez.


fino.

Collage: Lily Gar.

Música:  Mia  - Rossana Taddei.

martes, 19 de agosto de 2025

Lava.



Desde mi ventana se ve una luna de sangre, creciente, es como lava, como un fuego sagrado. Pero algo se rompió en el mundo que gira detrás de una manzana mordida, de una luz azul.

Pisar el acelerador?

Intentar pertenecer, no inclinar la balanza. Ayer fué ayer, hoy sembramos  presente.

Desde mi ventana se ve una luna de sangre, creciente. Vos muy lejos.

Desde mi ventana una luna de sangre.     Es lava. Te espero.

fino.

Música: Something in the Air.David Bowie



jueves, 31 de julio de 2025

Trompetas.

 

                                      


Después del parabrisas, innumerables antenas parabólicas y siluetas de edificios altos, de edificios bajos recortando el cielo gris.

Hileras de coches, motos, ruedas pesadas,  blandas, formando líneas infinitas. Sus ojos ven a través del vidrio moteado por el agua. Sus ojos inyectados de sangre por la falta de sueño y los nervios quebrados por la espera interminable. Una inmensa fila india. Sin señal, sin suerte y con muy poco aire. El cielo está encapotado, gris, sin reflejos ni segunderos. Solo horas apiladas, horas muertas. En la guantera del auto las pastillas recetadas por triplicado y una petaca llena para el auxilio digital.

Necesita auxilio. La fórmula mágica al rescate o la bajada hacia la muerte. Cuestión de tiempo. Miles de rostros encapuchados caminan por las veredas a su lado, por calles laterales, hacia la máquina de picar la vida. Van. En ómnibus, en caminos, por las vías del tren, en el fondo de las luces azules. Miles de personas rumbo al mismo lugar. 

La televisión pasando a otro plano, como un caramelo usado y sin gusto. El está con las manos crispadas aferradas el volante. Extiende la mano derecha hacia la guantera, saca uno de los frascos, deja caer sobre la palma izquierda tres pastillas y se las lleva a la boca, devuelve el pequeño envase de vidrio al agujero empotrado y rescata la petaca. Da un trago lento, pausado, profundo. Su modo de regresar a la realidad. Es un ingenuo nadando en aguas repugnantes. Recuerda el perfecto café de media mañana, pero está lejos del camino de regreso, ahora solo debe esperar que el efecto de las pastillas caiga como un mazazo en su cerebro frito. Comienza a ver lo que tiene en su entorno como una larga serie de fotografías. Figuras fuera de foco, figuras de cera, trozos de una realidad momificada. Figuras, siluetas, terrazas, autos congelados, el humo de los caños de escape. Fotos, pedazos, partes de un todo desfigurado. Solo en ese estado inducido e inconsciente puede retener la frialdad extrema del instante exterior, la suma de cosas y cuerpos que lo presionan. El día a día. Esta cerca de donde el río se para a buscar el último recodo, donde puede escuchar más claro y cercano el sonido de la trompeta. 

Click. Click. El instante retratado. Fotos del afuera que se va desvaneciendo poco a poco. Se vuelven polvo. Láminas tenues volviéndose arena a cada disparo percusivo del obturador.

A sus pies en el piso del coche van acumulando capas de imágenes desgarradas, muertas. Es un suelo arenoso, pesado y sofocante.

Al mismo tiempo los objetos reales desaparecen en el allá afuera.

Sus inmensos ojos negros se transforman en una polaroid succionando lo fotografiado. Estampó lo visible en un papel arenoso que se desvanece y se amontona entre sus piernas. Click. Sin señal.

fino.

Música: De tu mano - La Mono.



viernes, 11 de julio de 2025

Lo que dijo el reflejo.

 

                           


Los gemidos de Alicia haciendo el amor en otra habitación, lo sacaron de los pelos de un sueño profundo. Nicolás quedó petrificado de cara al techo rodeado de una oscuridad siniestra. Estiró la mano hacia el lado que ella ocupaba en su cama con la remota esperanza de encontrarla y de que esos gritos de placer no estuvieran saliendo de la boca de su Alicia, pero solo encontró vacío en esa parte del colchón. Volvió a escuchar los gemidos, sintió las paredes de su mundo derrumbarse. Se levanto envuelto en el caos que genera la frustración y el desencanto, caminó hasta el baño y de una trompada agujereó la puerta congelando el fuego que ardía implacable en el otro cuarto. La casa quedó en silencio, Nicolás entró al baño y cerró la puerta de un portazo. Se metió bajo la ducha, abrió las canillas con la desesperación de un adicto, le temblaban las manos, las piernas, estaba parado frente al abismo de la tristeza más nociva que en su vida había sentido. El agua tibia comenzó a caer sobre su cuerpo apaleado, respiró profundo intentando aliviar la presión que le aplastaba el pecho, pero hay dolores que ni toda el agua de un río logran calmar. Supo que todo lo que pudiera decir o hacer sería insuficiente, de nada serviría el consuelo miserable de la violencia, era insoportable respirar el final del amor. Alicia abrió la puerta y su desnudez terminó de masacrarlo. Con un gesto mínimo de su mano, el le pidió que no hablara, no quería volver a escuchar de su boca hermosa que todo estaba claro desde un principio, que eran libres, que amar no es sofocar ni poseer. Nicolás maldijo el instante en que eligió mentirse y pensar que si algo sucedía podría soportarlo y salir ileso. Ahora para no enloquecer necesitaba aceptar y creer, ya no se trataba de un juego. Miró a su alrededor, se buscó en los fragmentos del espejo y comprendió, cuando por fin vio su rostro, que ya era demasiado tarde.

fino.       Collage: Lily García.

Música: Scaramanzia. Redondos







jueves, 12 de junio de 2025

Camino de Hormigas.


                              


La carta está gastada. Cada vez que termino de leerla yo también muero un poco. Un renacer y una muerte perpetua en media hoja con tu letra de acero y otra media hoja en blanco. 

Leerla me acerca poco a poco hacia el abismo, es una especie de tortura, en realidad me sumerjo en la búsqueda incansable de que las palabras cambien y que sea otro el final, que algo se pueda modificar mágicamente. El supremo poder de mi estupidez es inconmensurable. 

No me escribas nunca más decías en la última frase.

Una puñalada directo al corazón. A mi corazón. Ni la vista nublada ni el hueco en el pecho, ni los latidos en cámara lenta pueden hacer que crea en esas palabras. Pese al dolor en lo más profundo de mi alma se que eso no es verdad, no puede ser verdad. Un pie en la mentira, un pie en la verdad.

La carta está gastada, es un camino de hormigas atravesando en diagonal el jardín, desde el portón del fondo hasta las plantas al final del alambrado. Un caminito. 

Un raid de vida y destrucción, como todo en mí. Nunca supimos poner un punto final, quizás porque sabemos guardar secretos. Eso, nuestra arma siempre. Saber que algo superior nos une. Yo y mi silencio, protegiéndote, dejándote descansar en brazos de la confianza. 

El camino zigzagueando, y si lo pienso bien, allá, en el fondo, siempre asumí que algo te debía. Pura bobada. Pura torpeza. Mi mezquina y estúpida vanidad. Ignorancia pura. 

Ahora sopla el viento, levanta las hojas muertas que flotan en el aire tibio del jardín. Me va asolando la maldita intranquilidad que llega antes de la tristeza, el pre-aviso del dolor.  

Aunque no quieras tocarme nunca más.

Aunque no quieras que te escriba nunca más. 

fino.

Música: Down em mim- Cazuza.


lunes, 2 de junio de 2025

Resaca.

   


La mañana le explotaba en la cara como una descarga eléctrica.
Ella estaba hundida, atravesada por una onda expansiva tan letal como implacable, era el ruido del mar dentro de un caracol y al estallar los círculos concéntricos desarmaban su cuerpo en cada paso que intentaba dar. Cerrar los ojos no era la solución, era lo que el instinto mandaba. Tenía las tripas llenas de agua fría que se había tragado con urgencia pornográfica para intentar matar el fuego interior, pero nada, absolutamente nada, podía impedir el zumbido nuclear que hacía estallar su cabeza. 
Detuvo la marcha, se recostó a una pared empapelada de afiches viejos y grafitis coloridos. Su cuerpo descabezado era un aullido insoportable, el anuncio callejero y molesto de un alma en pena.
Apoyó la nuca contra la pared levantando apenas la cabeza para que su nariz encontrara un canal directo hacia el aire fresco. Realmente lo necesitaba. Se prometió no beber nunca más. Ella no bebía.
Se prometió lo mismo que prometía todos los días. Una ráfaga de viento seco y triste le cortó la cara metiéndose entre sus poros tapados de sombras y asuntos pendientes. Eso le dio un respiro, un leve respiro. Agotada se dejó caer deslizando la espalda y la cabeza por la pared. Quedó sentada en el suelo con las piernas y los brazos separados como una muñeca de plástico articulada y de mala calidad. Una mala imitación. Buscó en su corteza cerebral alguna conexión sana, una sinapsis por la cual salir del trance, al tiempo que mil cortocircuitos azules estallaban detrás de sus párpados caídos. 
Sabía que por un buen rato no podría volver a abrir los ojos, sería inútil mientras millones de hormigas heladas y hambrientas siguieran devorándole el corazón. La idea de terminar con su calvario, ahí, en ese mismo instante le dio un poco de paz. Pero su propia sombra la custodiaba. Un ángel de la guarda.
Movió todas las fichas de una sola vez, cambió el ritmo suicida de su reloj, abusó de su intuición borrando los cruces de caminos y las bifurcaciones interminables. Se volvió a unir. Se volvió a separar. Intuición, rescatar la fuerza, la vida en tránsito dentro de su cuerpo, el sudor sobre las sábanas y la cadencia eterna del corazón. Ahora necesitaba unas manos en los rincones más tibios de su piel, en su aire y su tiempo. Abrió los ojos. Miró las caras repetidas que inundaban la mañana como si las viese por primera vez. Separó los labios y, sin levantarse del suelo, rompió para siempre con el pasado. Tirada en la vereda, con las manos abiertas como mariposas, esperó por alguna limosna. Esperó.

fino.
Collage: Lily García.
Música: Pasajera en trance- Charly García.