martes, 14 de mayo de 2019

Maria

                                                 




María sopló las velas
curvando el aire preso
en su boca despintada.
Nadie salió desde los cuartos ,
su lengua siguió fría
y cortó con su cuerpo la noche
con el paso de quien vigila.

Juntó más de aquel odio
y rodeó la última esquina
por eso, perdida, sin sueño
marcó de púrpura el vaso.
Huellas de labios y sangre,
dolida de tantas mentiras
encontró algo de que hablar.

María sopló el humo de un cigarro
barajando el olvido,
vacío de odio
vacío de amor.


fino.

1 comentario:

  1. Se te extrañaba.
    Tu poema me recordó a las canciones de Sabina, esas, envueltas en humo y alcohol.
    Precioso.

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